Luo Gang y su madre biológica el día del reencuentro. El joven fue secuestrado cuando tenía cinco años y nunca perdió la esperanza de encontrar a sus padres biológicos. |
Luo Gang había esperado mucho tiempo por ese plato de fideos.
"¿Te gusta? ¿Está sabroso?", pregunta su madre. "¿Quieres que le agregue un poco de picante?".
"No, no. Está bien," responde.
Luo era un niño pequeño cuando comió por última vez un plato preparado por su madre. Esta comida sencilla marca ahora un reecuentro que durante mucho tiempo pareció imposible.
"No pienses en nada, sólo disfruta la comida," dice su madre mientras seca con sus dedos las lágrimas que han comenzado a deslizarse por las mejillas de su hijo. El padre de Luo, entretanto, se dirige a la multitud que se ha congregado para dar la bienvenida al joven.
"Comer fideos en el primer día de regreso augura seguridad y salud", afirma el padre. "Deseo que todas las personas presentes también se encuentren sanos y seguros".
Esta escena profunda y emotiva es la culminación feliz de una historia que comenzó en 1990. Entonces, Luo era un niño en edad escolar llamado Juang Jan y vivía en la aldea de Yaojia, en la provincia de Sichuan. Su padre era albañil y su madre tenía una pequeña tienda. Compartía con sus padres y un hermano menor una niñez modesta y feliz, que un día, según recuerda, fue interrumpida abruptamente.
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